sábado, 12 de noviembre de 2011

Autobiografía


Este ensayo autobiográfico no dice mucho que mis allegados desconozcan, pero lo dice mucho mejor. Este escrito supone una compilación de los más destacables sucesos, de los que he sido testigo principal, así como una aproximación a mi persona, a través de una digresión por todas las facetas de la persona.
Considero necesario, en primer lugar, afirmar que mi arraigo es doble. Soy Jaime Hidalgo Labat, nací en Pamplona el 17 de diciembre de 1991. Hijo de un padre y madre santanderinos, mi sentimiento de pertenencia a una ciudad o comunidad no se encuentra enteramente definidos, dado que he convivido a caballo entre ambas ciudades a lo largo de los años. Esto se debe a mi estancia en tierras cántabras durante mis primeros años, suplida con posterioridad con una estancia prolongada en Pamplona desde mis inicios educativos, salvando las festividades y todo tipo de vacaciones, en las cuales regreso a mi querida tierra del bisonte rupestre. Se podría interpretar metafóricamente mi sentido de identificación a una región, como el que tiene un judío nacido fuera de Israel, la añoranza es muy fuerte, así como el sentimiento de pertenencia, aunque del mismo modo te sientes parte del lugar donde has nacido. Los acontecimientos que me llevaron a nacer en esta ciudad, se limitan a una banalidad y a la vez, tema tan recurrente como el trabajo.
Con respecto al acercamiento sobre mi persona, podría relatar una infinidad de sucesos y personas, que no han hecho mas que configurar lo que soy hoy en día. Ejemplos tan clarificadores como la influencia que tienen los padres, especialmente en los primeros años, del mismo modo que experiencias tan instructivas y vitales para el desarrollo humano como puede ser el colegio, tu equipo de fútbol, los campamentos de verano, las vacaciones en el pueblo o en la playa, las peleas con tus amigos, tu primer romance, los desencuentros amorosos, etc. Todo ello sin olvidar una de las experiencias que más influye en una persona y que además le redirecciona hacía su futuro, la Universidad. Y esto lo menciono no solo por el fenómeno social que supone, pues desde mi propia experiencia, el cambio que se experimenta es tan necesario como descomunal. Sino porque es la antesala del verdadero y cruel “mundo real”. Por lo que no nos queda mas remedio que recurrir a expresiones tan coloquiales como “la vida del estudiante, es la mejor vida”. Haciendo hincapié, en que por ahora, aun teniendo numerosas obligaciones, entre las que incluyo esta, debemos aprovechar al máximo la oportunidad que se nos ha presentado. Aunque si me planteara cuál es la experiencia donde uno más aprende no dudaría en decir que es la de tener amigos, la de llegar a encontrarlos, la de la amistad. Uno camina a lo largo de la vida y trata de cumplir sus metas, quiere vencer todo lo que se le cruce en su camino, y considero que la amistad es el laberinto más difícil de atravesar. Hay trucos y los mayores te dirán cómo se hace, pero para nada sirve tener un ovillo de hilo que te lleve a la salida, pues considero que en este caso lo mejor de todo está en el interior, la experiencia diaria es la más instructiva y gratificante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario